Ella me ve
queriendo descubrirme,
saboreando lo que conoce
– de mi–.
Con su mirada fija
me ve,
partiendo las fallas que rondan
mis senos
y tragando en silencio
lo que no sabe
pero cree.
Conoce el tiempo
que me usó
y mordiendo sus labios
reprime la despedida
de ambas.
Yeilín Blanco © 2009
Te fantaseo
entre una larga y una corta,
perdiendo la certeza
de que no estas
a mi lado,
lamiendo despacio
tu basta frente
por la calle
para poseerte,
estando lista para ser amada.
Te abro
– el par–
y me despojo
de la luna que mengua
y los harapos,
estando lista
para ver tus garras.
Yeilín Blanco © 2009
Taquicardia,
el libro del deseo
comiendo mis curvas:
planas.
Agua,
estremeciendo el túnel,
sólo por pasatiempo:
fluyendo.
Deseo,
mordiendo labios, los míos,
para contemplarte:
a ti.
Excitación,
ya encima, hirviendo,
comiendo de los vivos:
a mí.
Éxtasis,
carcomiendo las entrañas
y partiendo en dos:
siniestro.
Yeilín Blanco © 2009
La pausa
en los albores
desesperados,
la luz inquieta
despertando al enemigo,
la sudoración,
pacto secreto
entre el deseo,
sus ganas secretas
de hacerme suya.
Yeilín Blanco © 2009
Tres,
donde estás tú
corriendo
en el mismo sitio.
Virgen y adolorida
sangrando por
la herida roja
que sostienen tus manos,
vírgenes y despojadas.
Yeilín Blanco © 2009
Con la mesa dispuesta
y combatiente,
alargando horas
de desesperación y llanto,
abro la puerta
semidesnuda
donde violar el pacto
y vengar
en terreno hostil
la deshonra
es preciso
para el silencio.
Yeilín Blanco © 2009
Me apaga y opaca
en el fuerte,
decidido
no sabe que hacer
para poder verme
entregando mis palmas vacías,
enfrentándome a la piel
y probando de las flores
que me envenenan.
Yeilín Blanco © 2009
Al verle el rostro
comprendí las marcas:
no estaba lista para todo,
derramaba su llanto de frustración
y estaba lejana,
tan distante que en la penumbra
no se sentía ni su mirar.
Su tiempo había expirado,
el termino de las batallas
se fundía con su piel,
pero ella sufría
abierta al espacio
que nunca pudo ver.
Yeilín Blanco © 2009
Soy el silencio
de las noches encuarteladas
que llenan las esquinas
de tu deseo irreductible
y tu boca callada.
Soy la soledad
persiguiendo el espectro
fundido en las arenas,
acompañando a los débiles
de alma,
a los del coraje frío
donde no les tiembla el pulso
y a los que siendo llamas
consumen el poder en un segundo
con un gemido ensordecedor.
Soy el barullo
que seca la boca
y lame la garganta
ofreciendo un poco más de fuerza,
más voz
a lo que tú nunca querrás decir
porque el silencio
te atrapa entre las esquinas
y te hace poseer la soledad
donde me deseas
y piensas en los sonidos de mi piel
arropando la tuya
con más fuerza,
más voz,
más poder
y más deseo,
algo que tú nunca querrás decir.
Yeilín Blanco © 2009
Rozo mis palmas
en las noches que percato
el lado vacío de mi cama
y ansío entre cada minuto
la temperatura de tu cuerpo dormido
y de tus sueños tristes,
me hundo donde este
para que el suelo me dé muestras
de tu olor
y me indique sabio
cada pisada que diste
con la fuerza medida,
y trato de volar
con esas pinceladas pobres
que intentan dibujarte
y con el sabor indescifrable
en mi boca
que ya no te reconoce,
que comienza a olvidarte
cuando despierta
y sabe que tú no quieres volver.
Yeilín Blanco © 2009
Las pupilas desgastadas
se pierden el segundo
donde podría despojarme
del peso de la ropa
y sonreírte con el dedo
en la boca
para evitar decir alguna palabra
que te nombre
entre mi sombra
y mi alma
apuntándote con un revólver.
Yeilín Blanco © 2009
Ven y dime todas esas cosas,
repítelas cerca de mis oídos
una y otra vez,
para así poder creer
que el cielo se cae
si no encuentras en el camino
mi voz dulce y melodiosa
pregonando que mis ojos
apuntan en tu dirección.
Necesito un poco de consuelo,
tu mudez deja una estela sombría
de palabras
que nunca se dirán,
que se pudren
en tus entrañas
cuando te vuelcas a mí,
desesperado,
y me miras con esos ojos rojos
queriendo hablar.
Yeilín Blanco © 2009
Atrapada,
contando los minutos
de las noches
para verme
ensuciar mis uñas,
erizar mi piel,
lamer despacio tu cuello
y transitar
mis manos adoloridas
por mi pecho desesperado.
Asintiendo con el todo,
dejando al cuerpo
sufrir,
cayendo en contradicciones.
Yeilín Blanco © 2009
Velo azul,
vaivén entre un momento.
Volar las ruinas,
el agua, el criterio,
desarmar la nave,
pedir al cuervo,
seducir la arrogancia,
volver el tiempo.
Yeilín Blanco © 2009
Renuncio a la vanidad
de comer
por la gloria,
llevarme el honor
de ser comprendido
por una flor cerrada
en un viento seco.
Destrocé los huesos
y los caminos
que alimentaban mi ser.
Te necesito
y no lo sé.
Yeilín Blanco © 2009
Yo, Julieta,
rompo mi mano,
saco mi sangre,
reniego del cuerpo que ocupo,
del alma que visto,
del pudor del hombre,
camino con los pechos
al aire
y el diafragma débil,
doy mis últimos pasos
en los albores de la tierra.
Yeilín Blanco © 2009
y mi cuerpo desnudo
es un arma,
un sol naciente
que abre tus ojos
donde no ves nada.
Soy donde quiero ser
entre piel y piel,
recuerdos de caminos
y manchas,
cicatrices,
furia en el cuero,
donde el alma es el velo
que cubre
mis líneas, pechoscurvas
que censuras
sin sorpresa
ni miedo,
sólo la manera
de creer perfido
lo mío
e inhibirme,
castigarme,
hostigarme entre mis labios,
mi frágil y simple desnudez.
Yeilín Blanco © 2009
No se detiene
ni espera
por mí,
debo pensar
y, si puedo,
sentir
armándome
de mi.
Yeilín Blanco © 2008
Enmendando
el tiempo
– sólo el que encuentro
entre tu piel–
me dan ganas de jugar
que soy,
que veo,
que me sometes.
No soy la esclava
que camina
hipnotizada
con tu desagradable aroma
de soberbia.
Eres los labios negros,
tú, quien sueña conmigo.
Yeilín Blanco © 2009
Algo sobre
mi sombra
recorre el horizonte
que el hombre
ha de perder,
se esconde
de mi memoria
y deja una estela
que desaparece
a mis pies.
Yeilín Blanco © 2009
Solemos mirarnos
en el espejo
de Velázquez
siendo ingrávida
la situación
de reverencia
que nos lleva
a descubrirnos
al sol.
Yeilín Blanco © 2008
Si
el cuento
que recoge
contiene
el alma
y el tiempo,
¡que se
detenga!
Yo quiero
gobernar.
Yeilín Blanco © 2009
Imposibilitado
de conocer
en si
el ser
y la masa,
la
anatomía
no tiene
ninguna
utilidad.
Yeilín Blanco © 2009
Sin intención alguna,
yo le di vida
a María
mientras
su piel
asesinaba
mis días.
Yeilín Blanco © 2009
Amanezco
más desnuda
en primavera,
el imaginario
de mis piernas
sacude
el olor
de mis dulces,
¡las condenas!
Te llamo
con el movimiento
de una brisa tenue
en mi alcoba,
y te recuerdo
paseando las líneas
que dibujé
en mi cama.
Yeilín Blanco © 2009
Regresaste,
desnuda aún sin ropa,
con confesiones en voz alta,
con el triunfo de mis manos
que nunca jugaron,
con tus ojos amarillos
que deambulan por el mundo,
torciendo rectas
sin esconderte
y soñando con que sueñas.
Yeilín Blanco © 2009
Voy enterrando mis uñas
por el camino,
haciendo surcos entre la tierra
y la piel,
repartiendo el jugoso amanecer
para dormir sólo de pie.
Me encuentro con espinas
y lagos,
con su sabor tan pagano,
sigo haciendo hilos
con las puntas,
cosiendo mi brazo
con el de algún extraño.
Soy del fuego
y del veneno
y clavo plumas
con mis dedos
para llevar el alma
entre la sombra y el deseo.
Yeilín Blanco © 2009
Propiamente
lo mío
ahonda
en el
colchón,
se topa
con
el camino
y sala
la carne
para la
gracia.
Yeilín Blanco © 2008
Y te pones
el estigma
que me une a ti
por siempre,
que no vale nada
pero es fruto
de mis manos.
Así se cumplen
tres milagros
para condenar
el infierno
y convertirte
en mi santo particular.
Yeilín Blanco © 2009
Fan
dos veces
tocando la guitarra.
Pez
que sumerge
el viento
en el ancla.
Son dos pares
de brujas
en la palma
haciendo
el canto del loco
sin alma.
Yeilín Blanco © 2008
La impertenencia
de lo fácil
imposible,
aparecer en cuadro,
arropar la silueta,
cubrir un metro cuadrado
sólo con venas;
llamar al otro lado
con un poco de pena
¡Que desgracia
la carne!
Se apagan
las oscuras velas.
Yeilín Blanco © 2008
¿Quién tuvo
el poder de crear
un segundo?
Así se pregunta,
¡con placer!,
danzando entre sábanas.
¿Quién fue
el poeta con el don
de haberte creado?
Y tú, con cinismo, mientes
disfrutando la arritmia
de quien muere.
Yeilín Blanco © 2008
Masa clara,
mística
e intrigante.
La saliva
sabe más dulce
y el pecho
se revienta
entre el alma
y los dientes de quien
se vuelve
feria de palabras
y besos que añoro
en Viena.
Yeilín Blanco © 2008
¡Me juzgas!
Ahora juzgas
en que me convertí,
dudas
de mis posibilidades
y te burlas
de mi menarquía
con el rechazo
de las flores
a ciertos suelos.
Esto es lo que soy,
tú, mujer,
me lanzaste aquí.
Yeilín Blanco © 2009
Intento esbozar
una suave a
en la palma
de tu mano,
como si a ti
te hiciera
alguna gracia.
Me enredo
entre tus letras,
en cualquier época
del año
y son las ganas
de tocarte,
de rendirme,
de decirte
lo que me aplasta
contra Ella.
Yeilín Blanco © 2009
Del instinto de cualquiera
nació bella
inventando ser fiera
y reina de los bailes,
luce como todas
y llora en los combates,
no sabe que las diosas
son de carne
y hueso
y pelo,
su fuerza
no reconocería un dedo
aunque lo tuviera
en frente.
Yeilín Blanco © 2009
Sí al árbol
le corre del subsuelo
a la punta,
¡que viva la sangre!,
y me dejen
a mí
contar
mi decameron.
Yeilín Blanco © 2009
La rama,
la cama,
mi fama,
una de la mañana,
sintiendo un frío
que me espanta
la cara
y congela mis labios
antes de pronunciar
tres palabras.
Entonces,
ahora el juego
sí se acaba
y no tengo miedo
de ser sesos
de una sola vaca.
Yeilín Blanco © 2009
Frente al crepúsculo
surgen
nuevos garabatos
que negamos
con la propiedad
de ser bien recibido
y acto impurodel general.
Yeilín Blanco © 2009
El hombre
pegado
a la pared
que redunda
otra vez
y otra vez
se queja
de lo doblado
y el achaque
del vecino
como si fuera él
quien salva
el astuto dorado
del trigo.
Yeilín Blanco © 2009
“Caminante no hay camino, se hace camino al andar”
Antonio Machado
La gran tragedia
se encuentra
entre los pulgares
inocentes
de aquel insolente
traidor
cuyo hedor repugna
y pudre
cada huella que pisa.
Yeilín Blanco © 2009
Lo cancerígeno
se vuelve petulante
bajo un hemisferio
que redunda
y sólo añora
omitir.
Yeilín Blanco © 2009
Nací vestido
para esto:
lanzarme a las olas
y comer de los muertos
sin tontas
pretensiones
de llegar
desnudo y tuerto.
Yeilín Blanco © 2009
La fragancia
se hace
insoportable.
Rita termina
desnuda.
El perfume
seduce
el desastre.
Digna comienza
el combate.
Yeilín Blanco © 2009
La condena
dura lo mismo
en llegar
que en quedarse,
tan silenciosa
le sonríe a la reina
siendo condescendiente
y frágil.
Yeilín Blanco © 2009
Sangra, miembro,
sangra,
ya pasó
la mitad
de la hojarasca,
se deslizó
el tiempo
y sus canas,
se hizo el viento
más seco
entre
las ramas
íngrimas
del cuarenta y nueve
– el año
de la chicharra–.
Yeilín Blanco © 2008
"Adelante comandane, cubra el frente con honestidad"
SKA-P
El quijote
regresa
por donde se fue,
con la pestilencia
de los años
de ausencia
y los ideales
rotos
e inservibles
de quien emancipa
siempre
la misma cosa.
Yeilín Blanco © 2009
Así
como pasan
los años,
pasan las glorias
de otros labios
y retorna a mí
la ingenuidad
majestuosa
de creer vivir.
Yeilín Blanco © 2009
Tontas notas
y el reloj
vuelan
porque hoy
se estrecha
el tiempo
- con calor-.
Yeilín Blanco © 2009
Frívola,
cual caracola
de playa
sin verano,
sonrie maliciosa
dando pasos
al fracaso
porque
se le rompen
los dientes.
Yeilín Blanco © 2009
Me angustian
los gritos
pendiendo
de un ritmo
- cualquiera
que sea-
llegando a mis
manos
con aglomeración.
Yeilín Blanco © 2009
Se separan
los lados
y se mete
la carne
para saborear
con la boca
la grasa
y el jugo
chorreante.
Yeilín Blanco © 2009
"La poesia vive de quienes la ignoran"
Héctor Octavio Chirinos
Si quieres huir
no vengas
- no-
esto es más
mundo
que yo misma.
Yeilín Blanco © 2009
